¡Madre mia, ni yo me lo creo! Hace dos horas Cassandra colgó en Twitter la portada de la quinta entrega de Cazadores de Sombras!! Por si hay dudas son Jace y Clary, puesto que he visto que hay personas que han pensado que era Sebastian, pero no, ¡es nuestro querido y arrogante Jace!
Lo que viene a continuación no lo leais si no quereis...yo no lo he leido por si revela algo importante, asi que el que lo lea porque quiera y se entera de algo importante no será porque no lo haya avisado eeeh!
Aquí os dejo unos fragmentos que Cassandra nos ha revelado: No está muy bien traducido pero algo es algo...
–Él es un cazador de sombras –dijo Jocelyn–. Su lealtad es para con la Clave y el Convenio.
–Es mi amigo –alegó Magnus fríamente–. Su lealtad es para conmigo.
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–¡Pero bueno! Hola, mamá –dijo Sebastian con una voz suave como la seda–.¿Sorprendida de verme?
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- ¿Por qué lo has hecho? - Clary preguntó.
- ¿Por qué he hecho qué?
- Ayudarme ahí detrás.
- Porque res mi hermana.
Ella tragó. A la luz de la mañana, la cara de Sebastian tenía algo de color. Tenía quemaduras leves por todo su cuello dónde el icor del demonios le había salpicado.
- Nunca te has preocupado de que fuera tu hermana antes.
- ¿No lo he hecho?- Sus ojos la recorrieron de arriba a abajo. - A causa de la muerte de nuestro padre- dijo él - no hay más parientes. Tu y yo somos los últimos. Los últimos de los Morgensterns. Eres la última que queda cuya sangre corre por mis venas, también. Eres mi última oportunidad.
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- Mátame, hermanita. Mátame y matarás a Jace, también.
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- ¿Qué le has echo a mi gato?- exigió Magnus, volviendo al comedor llevando un bote de café, con un círculo de tazas flotando alrededor de su cabeza como un modelo de los planetas rotando alrededor del sol. - Has bebido su sangre, ¿verdad? ¡Dijiste que no tenías hambre!.
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Jace saltó el mostrador con un simple movimiento, cayendo al lado de Clary. Se puso de rodillas, se acercó a ella y la recorrió con las manos, con preocupación en sus ojos de oro negro. Ella le agarró de las muñecas.
–Estoy bien –dijo.
Le latía el corazón con fuerza, aún le cantaba la sangre en las venas. Él abrió la boca para decir algo, pero ella se echó hacia delante y le rodeó la cara con las manos, clavándole las uñas.
–Me siento bien –afirmó y le besó con fuerza, con ferocidad, y él le devolvió el beso, arrugado, sudoroso y ensangrentado, y ella pudo saborear la sal en su boca, aunque no sabía si era la de él o la suya.
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-Oh, cállate- dijo ella, y le besó. Esto tuvo marginalmente más éxito. Simon había besado a Isabelle antes. Amaba la textura de sus labios suave, la manera en que sus manos sentía su pelo negro y largo. Pero mientras ella se presionaba contra él, por el pulso de la sangre de ella - y el chasquido de sus colmillos mientras salían.
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Clary miró fijamente a Alec. Se acordó de lo que Isabelle le había dicho anteriormente, sobre saber si Jace estaría muerto o no, y lo que le había respondido.
-Alec - dijo. - ¿No sientes nada
Alec abrió los ojos, su azul oscureciéndose y, por un momento, Clary recordó al chico que la había odiado cuando llegó por primera vez al Instituto, el chico de uñas mordidas y agujeros en el suéter y un resentimiento que parecía inamovible.
- Sé que estás disgustada, Clary - dijo, su voz era afilada - pero si estás sugiriendo que Izz y yo nos preocupamos menos por Jace de lo que tú...
- No lo hago, - dijo Clary. - Estoy hablando de vuestra conexión parabatai.
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Pero el resto de la mente de Jace está observando la puerta golpear tras ella y viendo
la ruina final de todos sus sueños. Una cosa era llevarlo hasta este extremo. Otra dejarlo ir para siempre. Porque él conoce a Clary, y si ella se va ahora, no volverá jamás.
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El cuerpo se hundió sin dejar rastro, y Sebastian lo olvidó antes incluso de que llegase a hundirse del todo. Vio los dedos curvados, movidos por la corriente como devueltos a la vida y suplicando ayuda o al menos respuesta, y pensó en su sueño. Su hermana, y el mar de sangre.
Marysse tomó un tembloroso aliento.
- Sé que debería mostrárselo a la Clave - dijo, - pero están dando caza a Jace. Lo matarán si lo encuentran. Y sin embargo, guardármelo para mí sería traición segura.
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“He began it,” Cecily said, jerking her chin at Will, though she knew it was pointless. Jem, Will’s parabatai, treated her with the distant sweet kindness reserved for the little sisters of one’s friends, but he would always side with Will. Kindly, but firmly, he put Will above everything else in the world.
